3 nov 2008

Hijos del rigor! (mortis)



-Como te decía, si querés que algo salga bien, hacelo vos mismo.

Jugueteó con manos vacías un instante. apuró el contenido del vaso medio lleno (o vacío, como alternativamente lo veía). Se toqueteó la nuca empapada, pegajosa e inmunda. Con la otra mano palpó la empuñadura nacarada, sopesó por el rabillo de los ojos la presencia de transeúntes.

No se decidía. Sin saber porqué, pensó en un viejo enigma, que había aprendido durante los años de noviciado: "En el laberinto camino hacia la vida eterna, el pecador averigua que las tres posibles salidas se encuentran bloqueadas por sendos peligros. La primera, un juzgado penal entero, con feroces fiscales y testigos sedientos de venganza. En la segunda aguarda un escuadrón de la muerte, con sanguinarios ingenieros vigilantes acostumbrados a ejercer la justicia por mano propia. Y en la tercera salida, Dios, junto a un capitalista humanitario y un hincha de Unión inteligente..."

Inmediatamente supo qué debía haber elegido.

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