21 nov 2008

cuando la laguna es playa el chancho cruza al trote

uah, bueno.

-trajiste la merca?- sonó a otra cosa y no importó.
-viejo, hace dos horas está la brasa... el copetín no dá para más.
-chúpenmen un huevo todos!... los desafío con la mirada primero y con el resto de su rechoncho cuerpo después.- molleja no había.
-¡uh, loco, me cagaste la noche! ¡me recagaste! el golpe en el tablón hizo saltar los cubiertos, que terminaron en el suelo, muy cerca de sus zapatillas roñosas.
-pidamos unas pizzas... ya fue.
-una mierda, loco. no entiendo nada...

la tele se estremeció. el relator gritó el gol exagerado, aburridamente prolongado.

-putaqueloparió. qué más puede salir mal?.
-no, pará. el porrón se calentó. eso es lo peor.

el celular. la bruja. lo único que me faltaba. a esta hora siempre significa problemas.

todos nos quedamos esperando un remate que nunca llegó. los trece minutos siguientes los pasamos en silencio. después no sé que pasó que la peña se fue desbandando.

al llegar a casa, se refugió en su sillón, el de leer. se aflojó la camisa y abrió el libro que estaba leyendo. página 338, En busca del Tiempo perdido, de Proust.

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