22 mar 2011

siamo fuori



Piotr tiró de la línea de vida que lo conectaba a la estación.
El cablerío arramillado flotaba descontrolado, saltando exageradamente a cada impulso de Piotr al rodear la unidad 5. "Un poco más" pensó. Después de 6 meses en la estación espacial se había acostumbrado a no pensar en esa negrura ingrávida e infinita que lo rodeaba. Se enfocaba en lo doméstico, lo inmediato: el almuerzo, la siesta, una partida de ajedrez con Jurgen, una charla tribial con Irina, la oficial científica. No pensar en el espacio. Hacer como si aún estuviera en la tierra. Como ahora: enfocarse en llegar al ventanuco de la unidad 5. "Ya veo titilar la luz que sale a través de ella. Más alla la tierra. Más alla el sol. Y la negrura eterna. No hacer ruido sobre la superficie metálica. Faltan 20 centímetros! Ya está!"
Piotr suspendido en el espacio se asoma a la ventana de la habitación de Irina. Para ver al fín ese par de tetas que se le adivinaba debajo de la ropa de fajina. Tetas como ojivas nucleares, como esas pústulas jibosas llenas de luz que colgaban de las paredes en Chernobyl. Irina duerme. Ver ese culo primoroso, que solo crece a la sombra de los Cárpatos! Irina en bolas! La blanca gloria de toda esa carne de tono olímpico, el cuello como un chorro de humo, como un arco de plasma. Irina en pelotas! Que me importan las constelaciones! El pelo negro cortado a la altura de los hombros, como el humo ponsoñozo que peinaba los médanos en Qatar. Irina. La explosión solar de su vagina! Irina.
Después de unos minutos Piotr tembló brevemente, encaramado sobre la ventana de la U5.
Al espacio no le importó.
Pareció bajar la cabeza encasquetada, y empezó a volver agarrándose del fuselaje. Tan rápidamente como podía, con una sola mano fuera del traje.

1 comentario:

Anónimo dijo...

impresionante.
Sublime como siempre. No somos dignos!