10 feb 2009
Melinda Culea
Resulta que no soy bueno con las caras y los nombres. Entonces algunas situaciones me mortifican bastante. El otro dia, apenas levantado, me encontre con uno de mis hijos frente a la puerta del baño. Algo adormilados ambos, nos quedamos mirando unos segundos, y entonces él me estiro los bracitos para que lo alzara, cosa que hice ipso facto. Mientras estrechaba mi cuello me dijo: "Te amo, papá!". A lo que no tuve otro remedio que contestar: "Yo también te amo mucho... ehhh... hijo mio". Y no es que sea distraido o carezca de sentimientos. Solo tengo problemas con las caras y los nombres.
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